A partir de 1951 después de la elección triunfante de Juan Domingo de Perón, en Noviembre, empiezan a adoptarse medidas que en Febrero del año siguiente se ponen en marcha con lo que se llamó un plan de austeridad que, en términos actuales, era un plan de ajuste. A pesar de que al año siguiente murió la esposa Evita del presidente Juan Domingo de Perón y el dinamismo y la estabilidad del régimen cayó notablemente, Perón no perdió el apoyo de las masas y siguió adelante con ese plan, que marcaba la necesidad de controlar determinados tipos de gastos y sobre todo, la necesidad de alentar nuevamente los trabajos agropecuarios, que se habían detenido casi completamente a partir de las políticas implementadas por la IAPI, comprador de los productos primarios del agro y vendedor e intermediario ante los mercados europeos. Las dificultades económicas habían comenzado varios años antes. En 1949 hubo un gran problema que redujo al mínimo los saldos exportables y, hacia la década del 50, el rendimiento del campo argentino había bajado aproximadamente un 18% respecto de lo que era en 1946. La actividad Industrial se estaba desarrollando notablemente en Argentina, pero se seguía dependiendo de las exportaciones agrarias, ya que sin ello no había actividad económica.
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